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Viaje a Mibladen: Tambores de guerra

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Viaje a Mibladen: Tambores de guerra

Autor: Ramón Díaz Miguel
Contenido cortesía de : Mineralogia-independiente
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DIA 12

Desde que empezamos a preparar el viaje que nos conduciría a Marruecos, hemos estado siempre con la duda de que, tal vez, el momento no era el más adecuado. La amenaza de un probable conflicto bélico con un país árabe y que España es uno de los principales países que más han apoyado esa intervención militar, han hecho que la decisión de ir a Marruecos haya sido muy meditada. Una decisión que hizo que algunos se echaran atrás en el último momento. El conflicto no se hizo esperar y en la madrugada del día 20 estalló la guerra. Una guerra con un país musulmán y en la que España participa activamente. Aún así, con el conflicto a la puerta de la casa, decidimos realizar el viaje.

Los componentes del grupo, seis en total, nos pusimos en marcha y en la madrugada del sábado día 11 de abril salimos de Granada rumbo a Algeciras Ramón Díaz, Paco López ,Alejandro y Javier Subirán. Por el camino recogimos a David Montesinos y Fernando Mancilla que nos esperaba en Marbella. Con los ojos enrojecidos por el sueño y con la emoción añadida proseguimos el viaje hasta llegar a Algeciras. Embarcamos en el ferry de las seis de la mañana y, tras una espera de dos horas en la frontera, entramos en territorio marroquí.

Al llegar a Tetuan nos equivocamos de carretera y por la autopista llegamos a Kénitra, desde ese punto, directo a Meknés. Si bien el recorrido fue un poco más largo, se compensó por el buen estado, entre comillas, de la carretera. Pasamos Meknés y al llegar al Paysage D´Itos paramos para echar un vistazo a los numerosos puestos de venta de minerales. Algunos realizaron sus primeras compras y, utilizando las mejores artes en lo que al regateo se refiere, pudimos adquirir algunos lotes de minerales. Proseguimos el camino hasta llegar al bosque de cedros a mitad de camino entre Meknés y Midelt, y, una vez más, el regateo resultó un arma infalible. Nuevos lotes iban llenando el maletero de los coches.

Por fin llegamos a Midelt y directos al hotel. ¡Sorpresa!, estaba todo completo. Sin embargo, su propietario, un hombre de lo más amable, nos ofreció una casa para poder pernoctar durante los días de estancia en Midelt.. En definitiva, resultó mejor, pues estabamos completamente solos, sin molestar a nadie y con espacio suficiente para guardar todo el material que íbamos adquiriendo.

DIA 13

Descansados del viaje y después de un buen desayuno, nos encontramos a la puerta del hotel y sin que nadie hubiera mediado un vehículo todoterreno a nuestra disposición, completamente gratis y con un guía incluido. Con el todoterreno fuimos a visitar algunos almacenes de comerciantes. En el primer almacén que visitamos adquirimos buenos lotes de vanadinita, aragonitos de Sefrou y ejemplares sueltos a muy buen precio. Paco López, nuestro amigo de Granada, se dedicó exclusivamente a la caza de micros, aunque se llevó algunos buenos lotes de minerales de mayor tamaño para intercambiar. Los demás preferimos un tamaño mayor.

A la salida de Midelt, dirección Ar-Rachidia, visitamos Africa-Minerals, donde de nuevo la mayoría compró lotes a muy buen precio.

Africa Minerals

El regateo es obligado. A veces, el forcejeo entre ambas partes dura horas, pero al final sueles salirte con la tuya. Por ahí dicen que los "moros" no son tontos y saben perfectamente el valor que tienen en el mercado sus piedras. Nosotros, los que fuimos de viaje, pudimos comprobar que efectivamente de tontos no tienen nada, pero el dinero en mano como bien se dice "contante y sonante" llamando a las puertas de su casa hacen milagros a la hora de adquirir buenos ejemplares.

Por ejemplo, un buen ejemplar de vanadinita que aquí en España algunos comerciantes te pueden pedir 600 Euros , puedes conseguirlo en Midelt por 150 Euros, un 75% más barato. Comprando por lotes te sale incluso más económico.

Good specimens of vanadinite

Creo que viajar a Marruecos vale la pena. Después de visitar a varios comerciantes, nos fuimos a ver el mercadillo bereber. ¡Horror!¡ Qué desorden!. Todo el mundo instala su puesto donde le viene en gana: bullicio, desorden, griterío, dan un toque exótico a tan peculiar mercadillo. Creo que éramos los únicos europeos que estábamos visitándolo. Sin embargo, no tuvimos ningún problema. Todo era atenciones y muy buen trato. Nos dijeron que la mayoría de los habitantes de esa zonas son bereberes, gente muy sencilla y con un gran sentido de la hospitalidad. Nosotros damos fe de que efectivamente eso es cierto.

A medio día regresamos a la casa y nos dispusimos a dar buena cuenta de las viandas que traíamos de España, al tiempo que aprovechamos para ordenar un poco todo el material que habíamos conseguido. Paco López, con su lupa siempre colgada al cuello, escudriñaba hasta el último rincón de cada piedra, mientras Javier Subirán revisaba con ojo crítico el material que iba comprando. Alejandro, Fernando y David se dedicaban a lo mismo. Todos aprovechábamos el tiempo libre para ir ordenando las piezas envolviéndolas en suave papel. Los rollos de papel higiénico desaparecían del servicio como por arte de magia.

Comimos rápidamente y, de nuevo, al "ataque". Fuimos a visitar la tienda del "mudo". Aquí el regateo fue obligado y, tras varias horas de combate, lotes enteros iban cambiando de dueño. Un estupendo lote de eritrinas de Bou-Azzer fue adquirido entre varios del grupo. Vanadinitas, cuarzos, wulfenitas,etc, iban despidiéndose del "mudo". Todo el día estuvimos visitando diferentes almacenes y casas particulares. En Midelt todo el mundo tiene algo que ofrecer.

Acabamos extenuados pero contentos. Una vez en la casa, de nuevo a preparar el material. David, desesperado, se vino a dormir a mi habitación ya que su compañero se quedaba hasta las tantas de la madrugada ordenando el material.

DIA 14

Diana, desayuno en el hotel y directos a Mibladen. Antes de llegar al poblado minero realizamos una visita a una mina abandonada donde todavía siguen saliendo buenos ejemplares. Para los habitantes de esa zona el trabajo en esas minas constituyen su única fuente de ingresos. En condiciones precarias y con un pobre equipamiento,son capaces de conseguir magníficos ejemplares, muchos de los cuales han pasado a nuestro poder a muy "bon prix". Pues bien, junto a nuestro guía "Mustafá" un muchacho de la zona que se gana la vida acompañando expediciones, nos llevó a una mina de plomo de Mibladen.

Mibladen

De película, sin cascos, sin luces, únicamente con una lámpara, eso sí la "Jurasik Park" y una pequeña linterna, nos adentramos más de un km por las estrechas galerías de la inmensa mina. La emoción no tardó en llegar. Pronto aparecieron grandes fisuras repletas de cristales. Lástima no llevar ningún martillo, aunque mejor no haberlo llevado por respeto a los lugareños, pues como he dicho, para ellos las minas son los únicos recursos para poder vivir.

Mibladen mine

De nuevo en la superficie, nos dirigimos al poblado minero, formado por pequeñas casas construidas de barro y chapas metálicas por techo. Viejos muebles completaban su mobiliario. Mucha miseria se respira por todos los sitios a donde íbamos, pese a tener en su poder impresionantes piezas de vanadinita, wulfenitas, cerusitas, etc. Piezas que se pueden conseguir fácilmente a menos de la mitad de su precio de lo que te piden en España. Esto nos da una idea de lo caros que son algunos comerciantes nacionales. Regateo durante horas hizo que la mañana transcurriera sin darnos cuenta.

Aquí, en Mibladen, todo el mundo tiene algo que ofrecer. Un bereber, con una barba más espesa que la de un talibán, entre señas y medio a escondidas nos hizo gestos para ofrecernos unas estupendas cerusitas sobre matriz a precios de risa. Uno o varios tés cerraban los tratos. En cuestión de un par de horas, nos bebíamos más de 20 tés, riquísimos pero, tal vez debido al exceso de teína en tan poco espacio de tiempo, el cuerpo lo teníamos a cien.

Midelt house

Así, todo el día dedicados al regateo, acabamos a las cinco de la tarde y nos dirigimos a Midelt, a casa, donde nos preparamos unos aperitivos y junto a nuestro guía Mustafá dimos buena cuenta de ello. Con la comida todavía en la boca, nos fuimos directamente a casa de unos comerciantes donde nuevamente nos ofreció buenos lotes y el té de rigor.

Otros del grupo preferimos aprovechar el tiempo para enviar unos mensajes a la familia y amigos en un ciber cercano. A las diez de la noche nos reunimos en el hotel y, tras una copiosa cena, regresamos a casa para preparar el viaje de regreso.

DIA 15

Con el chasis rozando casi el suelo de tanto bulto que llevábamos, nos pusimos en marcha. Una fuerte nevada nos acompañó desde Col Du Zad hasta cerca de Azrou, la nieve fue nuestra bella acompañante. En el Bosque de Cedros pudimos observar a los famosos monos del Atlas. Tal vez, debido al frio reinante y la dificultad por conseguir alimento, hizo que se acercaran a los vehículos que pasaban por allí. Confiados, se acercaban a nosotros para coger la comida que les ofrecíamos con la mano.

A las seis de la tarde llegábamos a la frontera y, después de los trámites de rigor, entramos, por fin, en Ceuta. Directos a la zona de embarque del ferry y allí nos esperaba el control de la guardia civil. Un simpático cooquer nos dio la bienvenida olisqueando el coche por si llevábamos algo "sospechoso". Nada, todo correcto, rápidamente directos al ferry. A las diez de la noche pisamos territorio peninsular y a las dos de la madrugada estábamos todos en nuestras casas con el botín.

Toda una excursión la realizada a Marruecos. La recomiendo por la cantidad de sorpresas que uno puede llevar y el exquisito trato recibido en todo momento.

Contenido por cortesía de :

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